Ahora sabéis que se puede hacer algo
Hace ya medio año aproximadamente que terminé el tratamiento de terapia visual en la consulta de Víctor Olloqui.
Al terminar, como favor me comentó que relatase mi
experiencia para publicarla en su blog con el objetivo de que sirva de guía y ayuda a
quienes se puedan sentir identificados con las dificultades que yo padecía y se puedan
beneficiar del tratamiento que proporciona Víctor en su consulta.
Así pues comencemos por el principio, por mis dificultades. Desde que era pequeño hasta
antes de acudir a terapia (23 años) he sufrido de problemas de coordinación óculo
manual( es decir era torpe en muchas tareas), dificultades a la hora de distinguir la
izquierda de la derecha, problemas para mantener el equilibrio y problemas de visión
espacial. Como resultado tuve problemas en mi etapa escolar con educación física,
además me impedían disfrutar adecuadamente de los deportes puesto que en todos ellos
resultaba ‘torpe’ de alguna forma. Más tarde las dificultades se ampliaron al ámbito
académico en la asignatura de dibujo técnico y las matemáticas en bachillerato
(geometría sobre todo), pues era incapaz de visualizar ciertas figuras en el espacio o
copiaba de forma incorrecta elementos de un problema matemático mientras lo resolvía (a
pesar de que lo sabía resolver). Estos problemas se acentuaron cuando comencé la
universidad estudiando el grado de Físicas (requiere mucha visualización espacial) y en
parte hicieron que tuviese que dejar el grado al verme con problemas serios en ciertas
asignaturas. Por último, cabe destacar que los mismos problemas también interfirieron
severamente cuando intenté sacarme el examen práctico del carné de conducir (y eso
que apenas realicé unas pocas prácticas).
Bueno, expuestos mis problemas comentaré como fue que acabé yendo a la consulta de
Víctor Olloqui a iniciar el tratamiento de terapia visual. Poco antes de ir yo creía que los
problemas expuestos en el párrafo anterior venían de que había nacido torpe, era torpe y
lo seguiría siendo y me había resignado a vivir así ( a pesar de los numerosos
inconvenientes que me producían en mi día a día). Fue cuando tras hacerme un test de
inteligencia (por cuestiones que no vienen al caso), quién me lo realiza observa una
anomalía en los resultados, pues eran muy dispares dependiendo de la capacidad que me
están evaluando (de echo esto impidió que me calculasen el coeficiente intelectual), algo
que no es habitual, pues mientras en comprensión lectora o ciertas habilidad lógicas
estaba muy por encima de la media, quedaba en cambio justo o algo por debajo en
aquellas pruebas del test en las que el componente de visión espacial era esencial. Dados
estos resultados, me recomendaron que acudiese a la consulta de Víctor, dónde se
suponía trataban este tipo de problemas, que como ya he comentado yo consideraba
incurables.
Así acudí a su consulta con mucho escepticismo. Lo primero que me hicieron fue una
evaluación de aquellas capacidades en las que tenía problemas, una exhaustiva prueba
de 3h de test de visión espacial, dibujos, distintos ejercicios de lectura, comprobación de
mi equilibrio y hasta realidad virtual (para comprobar mis reflejos). Unas semanas más
tarde me llamaron y me dieron un informe con los resultados indicando como era
previsible que tenía problemas con la memoria de trabajo, la atención, la agudeza visual,
lateralidad cruzada y el equilibrio… así en general.
Para mi sorpresa Víctor me comentó que se podía hacer algo respecto a estos problemas
y que podría superar en gran medida mis dificultades a pesar de mi edad (en principio
resulta que si estos problemas no se abordan cuando eres pequeño son irresolubles), me
dijo que el había obtenido resultados muy buenos con otros pacientes y según su
experiencia era posible, eso si, solo si me comprometía al 100% a seguir el programa de
ejercicios que ellos me proponían, que consistía en un tratamiento de entre 8 y 10 meses
individualizado. Aún con escepticismo acepté el reto y me comprometí a ello.
Y llegamos a la parte del tratamiento y los ejercicios. Pues bien esos 8 meses se hicieron
largos no voy a mentir, pero también fuero muy provechosos que duda cabe. Durante
ellos me dedique a realizar una serie de ejercicios todos los días de la semana (tenía un
día de descanso para los que realizaba con el ordenador en su página web) sin saltarme
ninguno, además para realizar estos ejercicios necesitaba de alguien que me ayudase o
vigilase si los realizaba correctamente así que los debía realizar con mi madre que
también se comprometió a ayudarme a llevar el tratamiento. Fue duro, eran unos 30 mín.
dedicados a ello, pero debían ser siempre al misma hora si era posible, y algunos al
principio me resultaban complicados y me frustraba a menudo, sobre todo con los del
ordenador. Tenía que realizar dos tipos de ejercicios, unos físicos, enfocados a ganar
propiocepción, la coordinación y el equilibrio en distintas partes de mi cuerpo que eran un
poco torpes y otros en el ordenador más enfocados a la visión. Además de esto allí en la
consulta me veían cada 15 días donde me trataban una de las dos terapeutas, Elba y
Marta, que trabajan allí y me hacían realizar ejercicios mucho más difíciles que los de
casa durante una hora aproximadamente, solían consistir en realizar múltiples tareas a la
vez lo cual era agotador, aunque muy satisfactorio cuando salía bien. De este modo
pasaron los meses y me iban incrementando la dificultad de los ejercicios (tanto en casa
como allí), los primeros meses como ya he comentado que no notaba muchos cambios
pero después de unos cuatro meses o así comencé a ver resultados muy positivos. Lo
digo completamente en serio, ya no tenía que pensar para saber si utilizaba la izquierda o
la derecha, comencé a llevar el ritmo con mi cuerpo, mi atención y mi percepción
mejoraron y en mi equilibrio, una mejoría impresionante, cuando cerraba los ojos y estaba
recto ya no me tambaleaba. Los cambios a mejor y la dificultad de los ejercicios se fue
acelerando hasta el día en que tras 7 meses o así me volvieron a hacer una evaluación
como la de la primera vez que acudí a consulta. Nada que ver, la evaluación me requirió
mucho menos esfuerzo que la primera vez, ahora muchas habilidades eran más precisas
o estaban automatizadas en mi cerebro. Los resultados está vez fueron muy positivos y
las habilidades que me habían medido estaban dentro de los valores normales y no por
debajo como antes de empezar el tratamiento. Continué con el tratamiento un mes más y
una vez terminado todo les agradecí por todo lo que habían echo para ayudarme.
Mención especial al trabajo que realizó mi madre ayudándome y vigilando que realizase
los ejercicios en casa, sin ella no lo habría conseguido.
A partir de ahí según lo que me había dicho Víctor mi cerebro estaría mejor capacitado
para abordar las diversas tareas que en el pasado me había dado tantos problemas, ya
que había mejorado los aspectos básicos, los cimientos y me insistió en volver a probar a
realizar aquellas cosas que había dejado de lado por miedo al fracaso, ya que ahora lo
único que realmente me distanciaba de conseguir ciertos objetivos como retomar mi grado
de Físicas en la universidad, sacarme el carné de conducir o practicar determinados
deportes eran mi miedo y mi falta de esfuerzo. Ya no partía en desventaja. Como último
consejo me mando leer todos los días (en papel y algo de narrativa).
Obviamente después de terminar la terapia no todo fue de color de rosa, ni soluciono
todos mis problemas. Aún tengo miedo a realizar ciertas actividades por si fracaso, pero
me veo mucho más seguro en otras. Después de 6 meses de terminar la terapia puedo
concluir que todo el esfuerzo que invertí (y el dinero) merecieron la pena. Ciertamente con
la falta de práctica algunas habilidades y capacidades se oxidan, pero una vez las
retomas tu cuerpo y tu mente las recuerda enseguida, otras como la distinción entre la
izquierda y la derecha no se me olvidan. Está mejoría me dio la confianza suficiente para
retomar mis estudios y todo el tema de la visión espacial y la agudeza visual para las
matemáticas y la física ayuda muchísimo lo puedo asegurar. Para finalizar me gustaría
comentar que me trataron muy bien en la consulta, siempre fueron muy amables y me
respondían a las dudas que me surgían, realmente creo que hacen un buen trabajo y no
soy de los que lo dice sin más. También hay que decir que los resultados que obtuve a mi
edad no habrían sido posibles sin el esfuerzo que realice de no saltarme ni un día e
intentar realizar cada ejercicio de forma perfecta, aunque fue largo, agotador en ocasiones,
frustrante en otras o aburrido y repetitivo los realizaba (con el apoyo de mi madre que fue
fundamental).
Bueno y esto es todo, espero que el relato de mi experiencia pueda ayudar a motivar a
alguien que necesite este tipo de tratamiento y como yo hice en su momento se haya
resignado. Ahora sabéis que se puede hacer algo.